Hábitat: La garza blanca favorece zonas húmedas como marismas, lagunas, ríos y estanques. El Delta del Ebro, con sus extensas áreas de humedal, proporciona un hábitat ideal para estas aves.
Alimentación: Principalmente piscívora, la garza blanca se alimenta de peces, pero también puede consumir anfibios, pequeños reptiles, crustáceos, insectos y pequeños mamíferos. Su técnica de caza implica permanecer inmóvil en aguas someras y esperar pacientemente a que su presa esté al alcance.
Reproducción: Durante la temporada de cría, la garza blanca desarrolla largas y elegantes plumas (llamadas «aigrettes» en inglés) en la espalda, que usan en sus elaborados rituales de apareamiento. En el Delta del Ebro, es posible encontrarlas anidando en colonias, a menudo junto a otras especies de garzas.
Observación de aves: El Delta del Ebro es un paraíso para los ornitólogos, y la garza blanca es sin duda una de las atracciones principales debido a su tamaño y belleza.
Conservación: Aunque la garza blanca no está clasificada como una especie en peligro, es esencial mantener y proteger los humedales, como el Delta del Ebro, para asegurar que estas aves tengan lugares adecuados para alimentarse, descansar y reproducirse.
Amenazas: La principal amenaza para la garza blanca en el Delta del Ebro es la pérdida de hábitat debido a cambios en el uso del suelo, drenaje de humedales para agricultura, contaminación del agua y perturbaciones humanas.
Importancia Ecológica: Como depredador superior en el ecosistema acuático, la garza blanca desempeña un papel crucial en el control de poblaciones de peces y otros organismos acuáticos, ayudando a mantener un equilibrio ecológico.
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